Que si la palabra oportuna, una noche de luna llena, la radio en un bar, que si un salto en un charco, risas de circo, un huevo kinder… Parece que desde siempre, todos y todas vivimos para encontrar la felicità, pero me gustaría invitaros a reflexionar con algunas preguntas antes de continuar:
1.- ¿Qué es la felicidad?
2.- ¿Existen grados de felicidad?
3.- ¿Cómo podemos ser felices?
4.- ¿Cómo podemos conseguir que los otros sean felices?
Hoy en día, no estoy muy segura si la mayoría de personas saben realmente lo que están persiguiendo, a parte de Romina, Al Bano Power y yo, (aunque no podamos contestaros de manera objetiva, y ya veréis el porqué).
Lo único que os podemos asegurar es que no debemos intentar buscarla en los demás, sino que la búsqueda debe residir en nosotros mismos. La felicità es un sentimiento que no tiene valor numérico ni se puede clasificar por grados y que solo la percibe uno mismo de la misma forma, aunque sea un sentimiento que todo el mundo pueda llegar a experimentar.
Lo que más me gusta es que es contagiosa y que cuando piensas en la felicità no cabe en ella ningún pensamiento, experiencia o vivencia negativa, para uno mismo claro, (igual para tu vecina algo que tú consideras positivo, para ella es negativo).
Por lo tanto, cuando uno es feliz, “es feliz en general”. Pero… qué difícil es estar todo el día feliz, ¿verdad?
De repente un pensamiento negativo o que me provoca angustia se apodera de mis pensamientos y… adiós Paula feliz, ahora toca preocuparte un poco. Tengo que decir que estoy practicando mucho para que esto no me pase.
¿PRACTICAR LA FELICIDAD? sí, amigo sí, ¡se puede!
Nunca he dejado de buscar todo lo que me hace feliz y me emociona hacer; empezando por mis estudios universitarios, pasando por todos los trabajos que he hecho y terminando en todos los consejos que he recibido por el camino.
Hoy puedo decir que soy feliz así, “en general”. uRock me ha dado la oportunidad de amar mi trabajo y de luchar por un mundo laboral mejor, ya que en uRock ayudamos a las personas no solo a cambiar de comportamiento y de actitud en el trabajo, sino también en su casa, con sus amigas, con sus hijos, con sus vecinas, con el frutero…
El cambio de actitud y comportamiento nunca son cambios aislados, ya que cuando eres feliz, no eres feliz solamente en el trabajo, “eres feliz en general”.
Tengo días de todo, pero también tengo un jefe y unas compañeras que me acompañan diariamente hacia esa felicidad.
Saber que cualquier tema personal o laboral lo puedo compartir con el equipo sin barreras ni atajos, tal y como necesito hacerlo, que puedo dar mi opinión de manera constructiva acerca de cualquier cosa, que sabemos escucharnos, y lo más importante: el logro de uno es el logro de todos y de los fallos se aprende, siempre.
Así, ¿Quién no es feliz en el trabajo?
Eso significa que al menos 8 horas al día me invaden pensamientos positivos y lo único que quedo hacer es seguir centrándome en aquellas emociones y estados de ánimo que no quiero dejar de tener durante el resto del día.
¿Tú también quieres ser feliz?