La misión de un Superjefe o de una Superjefa (SJ) es conseguir la mejor versión de cada persona para así hacerla sentir satisfecha con lo que hace.
Para lograrlo, el/la SJ deberá asumir ciertas responsabilidades o viajar a través de cuatro dimensiones.
La dimensión del aprendizaje
En primer lugar, debe ser capaz de formar, instruir y transmitir lo que su colaborador/a debe hacer; explicar los motivos por los cuales debe hacer las tareas asignadas, dejar claros sus derechos y obligaciones y sobre todo, cuál será la manera de saber si se ha conseguido o no lo que se esperaba de él o ella.
La galaxia del empoderamiento
El segundo punto es un nivel superior a la formación pura, hablamos ya de enseñar a decidir, tanto a decidir temas tácticos, como temas éticos, exponiendo criterios basados en lógica en el primer caso y criterios basados en principios éticos en el segundo. Es conveniente explicar “qué” se está haciendo mal, qué se debe mejorar, y porqué, ayudar a detectarlo por uno mismo y a saber cómo corregirlo.
El planeta afectivo
El tercer aspecto a tener en cuenta y quizás el más diferencial entre un jefe o una jefa y un/a SJ es el apoyo afectivo. Un/a SJ (como comentaba en el punto anterior) empodera y al mismo tiempo le confiere confianza para afrontar cualquier reto. Además, el SJ escucha, brinda apoyo y aconseja en los momentos más difíciles.
No olvides tu capa
Por último, el/la SJ no debe olvidar nunca que es portador o portadora de una capa, es decir, no debe dejar de ser la persona con una autoridad establecida, aunque no es absolutamente imprescindible. De hecho, se puede ser mentor o mentora sin necesidad de ser jefe o jefa , pero obviamente la influencia que proporciona la posición jerárquica, si se aprovecha, consigue reforzar aún más la capacidad de persuasión.
No importa si es alta o bajo, hombre o mujer, joven o con más de 20 años de recorrido… un/a SJ deber capaz de generar un buen ambiente de trabajo, convertirse en referente y sobre todo ser la primera persona en acompañar a su equipo en la batalla interestelar de la oficina, siendo ejemplo y dando la atención personalizada que cada persona necesita para volar cada vez más alto.